Cuatro días en Berlín son tiempo más que suficiente para ver las principales atracciones de la ciudad y descubrir algunos lugares interesantes cercanos: Postdam y el campo de concentración de Sachsenhausen.
El otoño, a pesar de ser bastante frío, permite visitar las atracciones sin mayores esperas. En mi caso, sólo fue asomarme a los museos para entrar. Además, ver el Tiergarten, el pulmón de Berlín vestido de los colores del otoño, vale la pena el frío.
Vuelos de Paris a Berlín
Para viajar a Berlín la mejor elección fue la aerolínea lowcost EasyJet que vuela entre el Aeropuerto de París Orly y Berlín Schonefeld.
El vuelo París – Berlín puede salir tan barato como 30 euros ida y vuelta, reservado con su debida anticipación. El precio promedio es de 80 a 100 euros. La duración total del vuelo es de unas dos horas.
Cómo llegar de Schonefeld al centro
La forma más sencilla de ir desde el Aeropuerto de Schonefeld al centro es el tren regional. Nada más llegar podrás orientarte con la señalética del aeropuerto que te conducirá a la estación de trenes.
Los dos trenes regionales que conectan el aeropuerto Berlín Schonefeld con el centro son el RE7 y el RB14 con paradas en lugares emblemáticos de la ciudad como la AlexanderPlatz, FriederichStrasse, Hauptbahnhof, el Zoo de Berlín o Charlottenburg. Puedes ver el itinerario directo hasta tu alojamiento en Google Maps.
El billete de tren cuesta 3,30 euros y lo puedes comprar en las máquinas automáticas de la estación. Solo ten pendiente de seleccionar la opción billete zonas ABC.
Alojamiento en Berlín: Berlín CityHostel
La base de operaciones para descubrir Berlín fue el Berlín CityHostel, un hostel común corriente, quizás frío, como la arquitectura y el clima de otoño de la ciudad.
Las principales razones para elegirlo son, sin dudas, su precio (11 euros por noche en habitación compartida) y su ubicación. Se encuentra muy cerca de la Puerta de Brandenburgo, el Reichstag, la Postdammer Platz y el Checkpoint Charlie.
Diario de 4 días en Berlín
Día 1. Paseo a pie por el centro de Berlín
Para comenzar a visitar Berlín, nada mejor como los tours gratuitos de Sandenmans. Para reservar, sólo debes registrarte en su página y escoger el horario que más te convenga. En el caso de Berlín, los tours están disponibles todo el año.
Monumento a los judíos asesinados de Europa. Al fondo, los edificios de la Postdamer Platz.
El tour comienza junto a la Puerta de Brandenburgo con una explicación de la movida historia de Berlín. Enseguida, la primera parada es el Monumento a los judíos asesinados de Europa. Terminado en 2004, sus 19.000 metros cuadrados conmemoran las victimas del holocausto.
A pesar de contar con más de 900 años de historia, sin duda, Berlín se encuentra ligada a su historia reciente, la segunda guerra y el Holocausto. Continuando con el tour, las siguientes paradas serían el edificio de la aviación alemana, uno de los pocos sobrevivientes de la segunda guerra y la Topografía del Terror, una exposición sobre los horrores cometidos por la Gestapo y SS.
Restos del muro de Berlín justo al lado del Museo de la Topografía del Terror.
Regresamos algunos siglos en el tiempo y nos dirigimos hacia la Gendarmenmark, una plaza del siglo XVII que alberga la Konzerthaus de Berlín y las catedrales reformadas alemana y francesa. Completamente destruida durante la Segunda Guerra Mundial, fue restaurada por la Alemania Oriental y es hoy un punto de encuentro en el centro de la ciudad.
En mi opinión es de los pocos lugares que te hacen recordar que Berlín tuvo una historia antes de la guerra.
Estatua de Schiller al frente de la Konzerthaus.
El recorrido, bastante recomendable, comenta muchos otros lugares del centro de Berlín y termina al frente de la Catedral de la ciudad. La duración es de unas dos horas y para reconocer el trabajo del guía se acostumbra dejar una pequeña propina.
Catedral de Berlín y la Torre de Televisión, símbolo de Berlín oriental.
Tarde: museo judío de Berlín
En la tarde, tocaba seguir indagando sobre el pasado reciente de Berlín, así que tomé dirección al museo Judío.
En el camino me tocó pasar el Checkpoint Charlie. Un pasó “teatralizado” entre los antiguos sectores en los que se dividió Berlín luego de la guerra.
!Atención, está entrando en el sector americano!
Fueron, más o menos, unos 25 minutos caminando hasta el Museo Judío de Berlín. Aunque las comparaciones son odiosas, caminar por Berlín, no es lo mismo que hacerlo en París, es poca la arquitectura de interés que se ve en el camino.
El Museo Judío de Berlín fue inaugurado en el 2001 y expone la historia del pueblo judío. La parte más interesante del museo es, sin duda, su arquitectura.
El museo, diseñado por el arquitecto Daniel Libenskind, tiene forma de estrella de David desdoblada y cada uno de sus espacios están pensados como una exposición sensorial.
Desde el Jardín del Exilio que con sus inclinaciones y torres estrechas te hace sentir desorientado, como un exiliado; pasando por el leve haz de luz que se filtra por la Columna del Holocausto, hasta la sepulcral sala de las hojas muertas de Kadishman, donde miles de caras en metal recuerdan las víctimas de todas las guerras. La exposición te deja con miles de preguntas en la cabeza.
Hojas muertas de Kadishman.
Quizás, la principal virtud del Museo Judío de Berlín es que no necesita mostrarte el horror para que lo sientas y lo recuerdes. Visita más que recomendada.
Más información para visitar el Museo Judío de Berlín.
Noche: visita a la cúpula del Reichstag
La cúpula del Reichstag, la actual sede del Parlamento Alemán, es uno de los símbolos de la nueva Berlín.
La cúpula fue diseñada por el reputado arquitecto Norman Foster. La visita es gratuita, pero es necesario inscribirse en la página del Parlamentó Alemán para poder entrar.
En la cúpula, recibirás una audioguía (gratuita) que explica la historia del edificio y de los principales atractivos de la ciudad de Berlín que se divisan desde ahí. Lamentablemente, la ciudad de Berlín es bastante oscura de noche y son pocos los edificios que se pueden ver. Te recomiendo que tomes la visita en el día.
La Puerta de Brandenburgo desde el Reichstag.
Día 2. Visita a Postdam, su pueblo ruso, su barrio holandés y su Sanssouci
Postdam, guardando las proporciones, es el Versalles de Berlín. Una ciudad en las que se encuentra uno de los palacios reales más importantes de Alemania, el Sanssouci, residencia de caza de Federico el Grande.
Para ir de Berlín a Postdam, hay que tomar el tren S7. Pasa por varias estaciones del centro de Berlín. Te recomienda mirar en Google Maps para que encuentres la más cercana a tu alojamiento.
Para viajar a Postdam necesitaras un tiquete zonas ABC. Te recomiendo tomar un tiquete de un día, puesto que cuesta solo unos céntimos más que un ida y vuelta y lo podrás usar a la vuelta a Berlín.
El edicto de Postdam abre a finales del siglo XVII, el comercio en Postdam a los extranjeros. Así, son muchos los venidos de toda Europa que se instalan en la ciudad enriqueciendo la arquitectura del lugar.
Postdam cuenta con el barrio holandés más grande del mundo (fuera de Holanda) y con colonias y villas rusas, italianas, bohemias.
Luego de visitar el curioso barrio holandés y la colonia rusa. Tocaba ver el plato fuerte de Postdam, el conjunto palaciego de Sanssouci.
La entrada al complejo es gratuita. Se trata de un gran parque lleno de jardines y palacios.
El rey Federico el Grande, termina la construcción del Palacio de Sanssouci a mitad del siglo XVIII y lo convierte en su residencia de verano.
Los jardines son dignos de visitarse. Además, en el parque se pueden encontrar otras joyas arquitectónicas como el Pavillón chino o la Casa del Dragón, de estilo oriental.
De construcción posterior, el Palacio Nuevo, es considerado como el último gran palacio del barroco prusiano. Como dato curioso, la facultad de Humanidades de la Universidad de Postdam está en los terrenos del palacio. Qué más inspiración para estudiar.
Noche : visita a la isla de los museos
La Museuminsel es un sitio único en el mundo que alberga cinco museos en el centro de Berlín. Hace parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad por el ideal de la ilustración de hacer accesible el arte a todos.
Los Museos son: Museo Antiguo, Museo Nuevo, Galería Nacional Antigua, Museo Bode y el célebre Museo de Pergamo.
Como ya no contaba con mucho tiempo, luego de la visita a Postdam. Sólo me dio tiempo de entrar al Museo de Pergamo.
El Museo de Pergamo es mundialmente conocido por sus edificios de escala real. La Puerta de Ishtar de Babilonia y la puerta del mercado de Mileto son de los más impresionantes.
La atracción central, el Altar de Pergamo se encuentra en restauración hasta 2019. Una lástima, toca volver. Aún así, es un lugar excepcional que merece una visita.
Día 3. Berlín en bici: Tiergarten y Charlottenburg
Los lugares que había visitado hasta el momento en Berlín, los pude recorrer a pie. Sin embargo, la ciudad está tan extendida que elegir otro medio de transporte se hace imprescindible.
En el hostel conocí una colombiana que también visitaba Berlín y que me propuso tomar una bici para recorrer la parte occidental de la ciudad, atravesar el Tiergarten y conocer Charlottenburg, el sector francés luego de la Segunda Guerra Mundial.
La bici la alquilamos en el mismo hostel y tuvo un costo de 10 euros el día.
Tomamos dirección nuevamente a la zona del Parlamento y la Estación Central de Trenes de Berlín. Para luego, internarnos en el Tiergarten por la avenida del 17 de junio.
El Tiergarten es el segundo parque más grande de la ciudad y es un verdadero pulmón en el centro de la misma.
Cuenta con más de 200 hectáreas y alberga el zoológico y el acuario de Berlín. En otoño es un verdadero lienzo con todas las gamas de rojo y amarillo que puedas imaginar.
Entrando en el barrio de Charlottenburg, nos encontramos con la Iglesia del Recuerdo. Se trata de un iglesia construida en memoria del Emperador Guillermo que fue parcialmente destruida durante la Segunda Guerra Mundial. Se decidió conservarla en ruinas como un memorial y construir una nueva al lado.
Atravesando todo el barrio, nos dimos cuenta que la arquitectura de Berlín no es una de las más increíbles de Europa. Normal, no quedó casi nada luego de los bombardeos de la Segunda Guerra.
Terminamos nuestro recorrido en el Palacio de Charlottenburg, una residencia real de la dinastía de Hohenzollern que es el palacio más grande de la capital alemana.
En la noche, dirección al barrio de Kreuzberg para conocer un poco de la vida nocturna berlinesa.
Día 4. Campo de concentración de Sachsenhausen
El último día de viaje me reservaba una de las visitas imprescindibles de Berlín, al menos en mi opinión, el campo de concentración de Sachsenhausen.
Para llegar al campo de concentración de Sachsenhausen, hay que tomar el tren regional 5 en dirección a Stralsund y bajar en Oranienburg. También puedes tomar el tren S1 dirección Oranienburg y bajas en la última estación.
El tren pasa por varias estaciones del centro de Berlín, la más cercana a mi hostel era Postdamer Platz. Puedes ver en Google Maps para saber cuál es la más cercana a tu alojamiento en Berlín.
Restos del muro de Berlín junto a la entrada de la estación de trenes de Postdamer Platz.
Una vez se llega a Oranienburg, hay que caminar unos 20 minutos por el pueblo hasta llegar al campo de concentración de Sachsenhausen. Éste era el mismo camino que realizaban los prisioneros del campo, su ultimo paseo antes de pasar las puertas del infierno.
La entrada a Sachsenhausen es gratuita y puedes pedir una audioguía por 3 euros para comprender la historia del lugar. Para saber los horarios puedes visitar la página.
El campo de concentración de Sachsenhausen no es uno de los más conocidos del terror nazi. Los campos de Auschwitz-Birkenau o Treblinka son mucho más conocidos mundialmente.
Exposición permanente del Campo de Concentración de Sachsenhausen.
Sin embargo, dos de las particularidades de Sachsenhausen es que se trata de el primer campo de concentración construido y sirvió de modelo para el resto de los campos de la Alemania Nazi.
Además, en el tenía su sede la IKL (siglas en alemán), la Inspección General de Campos de Concentración. Desde aquí se dirigían las políticas sobre trabajos forzados, castigos y experimentos científicos.
La visita al Campo de Concentración de Sachsenhausen es un imprescindible para hacerse una idea de una de las peores épocas de la humanidad y cuyo recuerdo nos permitirá, quizás, no volver a permitirlo.
De regreso a Berlín, sólo me dio tiempo a tomar el tren al hostel y pasar rapidamente por el East Side Gallery de camino al aeropuerto.
Sin dudas, Berlín es una de las ciudades más interesantes de Europa. Su fuerte no es la belleza de su arquitectura, aunque cuenta con recintos culturales de excepción. Sin embargo, es imprescindible conocer su historia reciente.