Bacalar fue el lugar donde terminé mi viaje por el Sur de México. Es un pueblo tranquilo donde no hay mucho que hacer, pero esa era precisamente la idea, poder descansar un poco después del trajín de dos semanas de aquí para allá. Sin embargo, Bacalar ofrece un descanso en un escenario de ensueño.
¿Cómo llegar a Bacalar?
Para llegar a Bacalar hice una carrera con mi compañero de viaje, Lars, un alemán que había conocido en Holbox, la isla de los tiburones ballena. Él intentaría llegar en autostop y yo, pues, tomaba el bus desde Tulum. Nos dimos cita en un hostel del que había encontrado muy buenas referencias en internet.
Para llegar a Bacalar en bus desde Tulum, hay que tomar un bus de la compañía Mayab, cuesta unos 120 pesos y el trayecto demora tres horas. Los buses de segunda categoría como Mayab, AU entre otros, no te aseguran una silla, puede que el bus pase lleno y no encuentres sitio. Tuve suerte y viajé sentado.
Lars tuvo mucho más suerte aún y sólo salir a la carretera lo recogieron en una camioneta que iba directo a Bacalar. Al final el sólo demoró 2 horas de trayecto y alcanzó a tomar la última habitación libre del hostal, fue el premio de la carrera, a mi me tocó dormir en una carpa. Según me contó (y comprobé) hacer autostop en la península de Yucatán no es muy difícil, así que autostopistas apunten.
Nos quedamos en el Magic Hostel, una ubicación insuperable, justo al frente de la laguna de los siete colores.
La laguna de Bacalar se extiende por más de 100 kilómetros cuadrados. Una curiosidad de la laguna es que puedes caminar kilómetros y kilómetros y el agua te llegará máximo al pecho (bueno depende cuánto midas, quizás al ombligo o al cuello). En la laguna se pueden realizar paseos en lancha o en kayak, además de otros deportes acuáticos.
Bacalar es también un “pueblo mágico” de México como San Cristóbal de las Casas o Capulálpam (Oaxaca). Una distinción pensada en posicionar el pueblo como un atractivo turístico y vaya que lo merece, si hay un atributo que darle a Bacalar y su laguna es el de mágico.
El pueblo de Bacalar fue fundado por los Mayas en el siglo V, con la llegada de los españoles fue conquistado y convertido en un importante puerto en la Península de Yucatán. Esto lo convirtió en blanco de ataques de piratas franceses, ingleses y holandeses y por esta razón la corona española decidió construir en 1729 el Fuerte de San Felipe.
El Fuerte de San Felipe alberga, hoy en día, el Museo de la Piratería. Un museo pequeño pero interesante y desde el que se puede tener una muy buenas vistas sobre la laguna.
Otro de los atractivos cercanos a Bacalar es el Cenote Azul. Ubicado a unos cuántos kilómetros, esta cueva llena de agua de más de 80 metros de profundidad es un sitio interesante para hacer snorkel y los clavados que no puedes hacer en la laguna. Para llegar puedes alquilar bicis en el pueblo y el trayecto es de unos 45 minutos a una hora.
Bacalar, es para mí, el sitio perfecto para descansar. Disfrutar de la laguna y nada más. Quizás no cuente con la vistosidad de otras ciudades coloniales, ni los cenotes de otras partes de la Riviera Maya, sin embargo, su tranquilidad y sus paisajes bien valen una visita.