La idea de visitar un cementerio puede parecer extraña para muchos. Sin embargo, para mi no tanto. Durante mi año de estudios en México descubrí esa aproximación festiva de los mexicanos hacia la muerte, a través del día de muertos, cuando los mexicanos visitan a sus ancestros, beben, cantan y les dan de comer.
Aunque el culto a la muerte no existe en la Francia laica de nuestros días, París cuenta con un cementerio que es toda una atracción turística, más de tres millones de personas lo visitan cada año, lo que lo convierte en el cementerio más visitado del mundo.
Las razones para visitar el cementerio del Père-Lachaise son varias: es un lugar atípico, un gran parque para recorrer tranquilamente y donde hacer una pausa, también hay aquellos que se aventuran en él para hacer running y aquellos que se acercan interesados en conocer la última morada de algunos personajes célebres de la historia: Chopin, Molière, la Fontaine, Edith Piaf, Jim Morrison, entre otros.
El cementerio de Père-Lachaise se encuentra en el este de París, sobre la línea 2 y 3 del metro (la parada de metro es Père-Lachaise).
A la entrada del cementerio encontramos un mapa con las ubicaciones de las tumbas más famosas, nosotros decidimos hacer el recorrido a nuestro aire. Aventurarnos por las estrechas calles cubiertas de hojas naranjas y marrones del otoño de París.
El cementerio del Père-Lachaise fue construido a principios del siglo XIX, como respuesta a un decreto imperial de Napoleón que ordenó que todo ciudadano tenía derecho a ser enterrado cualquiera fuese su raza o su religión. Se crearon entonces cuatros grandes cementerios a las afueras de París (debido a la ampliación de la ciudad ahora se encuentran dentro).
El cementerio de Montmartre en el norte, el cementerio de Montparnasse en el sur, el cementerio de Passy en el oeste y el cementerio del Père-Lachaise en el este, en los límites de tres antiguos pueblos al exterior de París: Belleville, Ménilmontant y Charonne.
En un principio los parisinos fueron reticentes a enterrar a sus muertos en el Père-Lachaise, la nula atención por parte de los ciudadanos llevó a que se tomarán la decisión de trasladar los cuerpos de algunos personajes célebres como Molière o La Fontaine. La operación fue todo un éxito y el creciente interés de los parisinos por el cementerio hizo que fuera ampliado en 7 ocasiones, convirtiéndolo en el cementerio más grande de París intramuros.
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Ese también fue el debut del Père-Lachaise como última morada de personajes famosos, en nuestro recorrido nos encontramos con las tumbas de Chopin y Rossini (por pura casualidad), por curiosidad quisimos acercarnos a la tumba de Edith Piaf, completamente cubierta de flores y recibiendo uno que otro visitante que susurraba alguna de sus canciones.
La noche caía y no teníamos interés de quedarnos en el cementerio (la hora de cierre es 17h30 en otoño-invierno), así que decidimos apurarnos. De salida nos encontramos con un grupo de jóvenes mexicanos en la tumba de Jim Morrison, quizá el más visitado del cementerio, que con cervezas y fumando porros rendían honor a su ídolo, como lo harían con sus ancestros en su tierra.