Está es una pequeña reflexión después de mi experiencia como voluntaria en el Parque San José en Chiapas, México.
Foto: Nataté Voluntariado Internacional
Creo que cuando vas de voluntariado no debes esperar nada. No debes ir teniendo ya idea de lo que buscas precisamente. Tienes que dejar las cosas pasar y disfrutar cada momento que te regala la experiencia. No pensar solo en lo que aportaras tú, pero más a todo lo que los que vas a encontrar, lo que te van a dar, mostrar, aprender… Ser abierto a todo, receptivo, no pensar, solo disfrutar al máximo.
Descubre también algo que me parece importante. Cuando llegué al parque quería siempre acabar yo lo que empezaba yo. Pero eso se podía sólo en proyectos cortos como pintar algo o dibujar cosas. Pero rápidamente te darás cuenta que los proyectos más importantes no les puedes empezar tú y acabar tú.
Foto: Nataté
No puedes ver todo el proceso de como se desarrolla el proyecto. Quizás solo veras, en el tiempo que estas aquí, el principio del proyecto.
Al principio eso me hacía sentir un poco frustrada. Como que no me quedo un tiempo suficiente. Quería ver como avancen las cosas, dar de mi energía durante todo el proceso. Como si quería decirme “Yo por el parque hice eso”.
Pero aprendí por fin, que cuando haces voluntariado pones tu orgullo atrás de ti. Y te vuelves a pensar que eres solo un eslabón de una grande cadena. Una grande cadena de solidaridad. Y que si te atreves a explicar tus ideas a tu jefe y compañeros de trabajo entonces las ideas se propagaran a través de los numerosos otros voluntarios que vendrán después de ti. Y además ellos tendrán la posibilidad de agregar nuevas ideas, haciendo mucho mejor el proyecto.
En conclusión, tienes que confiar en los otros y en esa cadena infinita.