Una de las mejores experiencias de mi largo viaje a México fue tener la oportunidad de ser voluntario en Chiapas a través de Nataté Voluntariado Internacional. Mi experiencia con el pueblo migrante del sur de México y Centroamérica ha sido una de las más enriquecedoras, tanto personal como profesionalmente que he tenido, puedes saber un poco más en Voces Migrantes.
Este artículo será el primer post à deux del blog, ya que lo escribí junto a Lauriane, una voluntaria francesa que colaboraba en el Parque San José, un zoo parque en las afueras de San Cristóbal de las Casas, poco a poco nos dimos cuenta que compartíamos además de muchas ideas, también muchos sueños, así que a partir de ahora también hace parte del viaje De Macondo al Aleph.
En este post te queremos mostrar sólo 6 razones de las muchas por las que tomar la decisión de irte a realizar un viaje de voluntariado.
1. Conocer mejor tu destino
Cuando eres voluntario la relación que desarrollas con tu destino es sin duda mucho más estrecha que cuando lo haces en un viaje convencional o mochilero. El acercamiento a la realidad social del pueblo que visitas te abre los ojos a un sin número de historias que imprimirán a las personas y los lugares donde realices el voluntariado en tu memoria.
Después de ser voluntario en Chiapas me di cuenta de la gran riqueza cultural de México expresada en sus pueblos indígenas, de los problemas a los que se enfrentan y más importante su organización y empeño por superar estos problemas.
Además de esto, tendrás el tiempo para explorar muchos destinos interesantes que en un viaje corto no tendrías la forma de visitar, esto en el caso de Chiapas es importante debido a la gran cantidad de lugares hermosos que tiene.
2. Encontrar a las personas correctas
Hasta antes de llegar a Chiapas debo admitir que me sentía un tipo raro, me sentía rodeado de personas que vivían para construir una burbuja que los alejara lo más posible de la realidad de los otros. Sin embargo, en San Cris, conocí un grupo de gente que creían que un cambio es posible, que más allá de construir muros, cerrar puertas, voltear la cara, lo importante es intentar mejorar la realidad, no esconderla o ignorarla.
También, como me explicaba Lauriane, es muy especial imaginar que 15 personas de culturas y personalidades tan diferentes, logren vivir juntos. Sin nunca juzgar al otro, sólo pensando en compartir momentos de felicidad, viajar y aprender de los otros. Esa experiencia me da todavía más creencia en el ser humano. Que placer encontrar otras personas abiertas, que realizan una actividad tan noble como el voluntariado con las mismas ganas que tú.
3. Aprender, aprender, aprender
Uno de los principales aportes que te deja voluntariado son las toneladas de aprendizajes que adquieres. En todo momento estás aprendiendo algo, de pronto nunca habías sabido como interpretar datos y te encontraste con un compañero que te explico y se ahí seguiste adelante. No sabías como sembrar o construir tal o cual cosa y las personas de la comunidad te hicieron algunas bromas y entre risas te enseñaron como se hacía.
Es una buena oportunidad para aprender o practicar un idioma extranjero, en el caso de Lauriane en tres meses logró mejorar mucho su dominio del español. Al terminar el voluntariado te das cuenta que aprendiste muchas cosas de aquellas personas que al principio ibas a ayudar, porque lo más importante de ser voluntario es llevar la mente abierta, enseñar y a la vez tratar de absorber todo lo que la comunidad tiene para mostrarte.
4. Aportar un poquito para hacer un mundo más humano
Sin duda la principal motivación para ser voluntario es aportar un poquito, el llamado granito de arena del cambio. En este sentido con Lauriane siempre hemos hablando de lo pequeño pero significativo que puede ser nuestro aporte.
La mayoría llegamos con la idea de ser un agente de cambio, algunos somos tan ambiciosos de pensar que lo lograremos de inmediato, pero nos damos cuenta que en nuestro breve paso sólo tendremos la oportunidad de dejar una semilla, una idea que esperamos sea retomada por aquellos que vienen después de nosotros y así poco a poco con nuestros pequeños aportes podamos conseguir el bienestar a la comunidad con la que compartimos.
5. Desarrollo personal
La experiencia de voluntario es algo que toca tu fibra personal y te marca. A medida que vas conociendo las historias de las personas de los proyectos que apoyas te das cuenta que has sido muy afortunado de haber nacido donde lo hiciste.
Aprendes a valorar lo que tienes, a desprenderte de muchas cosas que piensas indispensables pero que las mismas circunstancias del voluntariado te muestran que te sobran y en realidad te hacen peso. Cambias o reforzas algunos pensamientos sobre la vida.
Superas miedos, como el pánico escénico, aprendes a expresar tus ideas sin problemas, valorando siempre las opiniones de los demás .También desarrollas habilidades como el trabajo en equipo o la convivencia con personas de diferentes culturas.
6. Mucha fiesta, demasiada fiesta
Ser voluntario no es solo el trabajo en tu proyecto. Es también, en nuestra experiencia, vivir con otras personas que vienen del mundo entero. Personas abiertas y jóvenes con las que compartir desde una cerveza hasta una gran(de) fiesta mexicana. Quizás en esto apoya mucho San Cristóbal de las Casas, una ciudad de espíritu joven y bohemio donde puedes ir de bar en antro toda la noche.
Hoy después de unos meses de haber terminado el voluntariado reímos aún al recordar que “San Cris era una fiesta”, las noches de diversión en la casa y las largas caminatas en la fría madrugada de San Cristóbal en búsqueda de un lugar donde bailar. Momentos geniales que marcaron también nuestro experiencia como voluntarios.