"A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante."
Oscar Wilde
Parece un poco ambiciosa la frase, sobre todo porque como canta Gardel “20 años no es nada”, sin embargo, el 2012 puedo decir que ha sido el año más lleno de aprendizajes y sentimientos que he vivido hasta el momento. No acostumbro a mirar al pasado, generalmente me concentro en el presente. Sin embargo, este año dejó plantada semillas para los que vienen, porque este año aprendí:
Los sentimientos de una despedida
El 4 de Febrero empezó oficialmente mi año, ese día, di comienzo a mi viaje por Cuba y México. Me despedí con la tristeza de dejar a mi seres queridos, pero también con la alegría de probar por primera vez, un poco de lo que quiero para mi vida. Viajes, encuentros con otras culturas, cooperación.
Que para cumplir un sueño no es necesario esperar toda una vida
El 5 de Febrero cumplí uno de mis sueños, conocer la maravillosa y loca isla de Cuba. Un lugar, que el sólo pensar en él, suscita multitud de opiniones. Pero que sólo cuando caminas por sus calles, hablas con su gente, disfrutas de sus paisajes, vives su cultura. Te das cuenta de lo complejo que es. Un país que ha sabido sobrevivir a miles de obstáculos, cuyos habitantes sufren las carencias de cosas que para el resto del mundo son normales, pero en el que no encontré más que sonrisas, bromas y chistes. Una envidiable alegría de vivir.
Cuando no esperas nada, te recompensan con todo
Quizás sea lo más sensato a la hora de hablar de mi experiencia en Oaxaca, la verde Antequera. Antes de partir a México, recibí muchas precauciones, muchos me decían que decidí ir de “Guatemala a guatepeor” (va sin ganas de faltar el respeto a este hermoso país centroamericano), de una Colombia que poco a poco recobra la esperanza de paz, a un México que se desangraba día a día. Sin embargo, ninguna de las precauciones impidió que asumiera el riesgo de conocer el bello país “manito”. Oaxaca, fue mi puerta de entrada al país, me recibió con los brazos abiertos, por sus calles conocí que era caminar tranquilo, la alegría de compartir unas chelas y mezcales con los amigos, que en América Latina se hablan más idiomas que los latinos, conocí lo que era sentirme bienvenido.
Basta con encontrar a las personas correctas
Antes de este año, debo reconocer que, a veces, sentía ser una ficha que no encajaba. Mis sueños, aspiraciones, pretensiones y modos de vida siempre resultaban diferentes a las personas con las que estaba habituado a interactuar. Sin embargo, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, conocí un grupo de gente que viajaba por el mundo, y que además de hacerlo quería mejorarlo mientras lo hacía. Mi primera experiencia como voluntario llego a mí, sin alternativas, tenía que tomarlo o volver a Colombia y sentía que mi viaje aún no debía terminar. Nuevamente asumí el riesgo y el destino me volvió a premiar, esta vez con además de nuevos caminos o amigos, con la convicción de que un mundo diferente es posible.
Muchas gracias a Nataté y a Voces Mesoamericanas por darme esta oportunidad.
A asumir riesgos y ser el personaje principal de mi propia vida
Esta lista, sin dudas se quedará corta, fueron muchos los aprendizajes de este año que termina. Sin embargo puedo decir que el más importante de todos fue la capacidad de asumir riesgos. Desde el primer momento que pensé en irme a un país que no conocía, que no tenía en mis planes y al que muchos me advirtieron que no fuera, comencé a asumir riesgos, valorarlos, aprender de todas las implicaciones que me traerías, buenas y malas.
Me di cuenta que para cumplir un sueño, es necesario, casi que obligatorio ser capaz de asumir riesgos, de atreverme a ser el personaje de mi propia vida, aprender de mis errores, insistir ante las adversidades. Me di cuenta que el universo conspira a favor de los soñadores, sólo es necesario dar el primer paso.
Así que sólo me queda desearte un feliz año. Que el 2013 venga con muchos riesgos y que ya está la valentía necesaria para asumirlos.