Llegué a la Ciudad de México una fría noche de Febrero. En los planes estaba quedarme unos días en la gran capital mexicana pero el frío hizo que saliera huyendo de ella. Sin embargo, había un lugar que no daba espera para visitar, ese era Teotihuacán, la ciudad donde nacen los dioses, Patrimonio de la Humanidad y la tercera pirámide más grande del mundo.
Teotihuacán se encuentra ubicado a aproximadamente 40 km al norte de la Ciudad de México, entre los pueblos San Juan Teotihuacán y San Martín de las Pirámides. Saliendo de la Ciudad de México, en la carretera que lleva a este importante centro arqueológico es posible divisar las “ciudades perdidas”, son kilómetros y kilómetros de chabolas colgadas de los cerros del Valle de México donde viven más de 20 millones de personas que un día vieron en la gran metrópoli mexicana una oportunidad de progreso.
Una vez cerca de Teotihuacán resalta la gran Pirámide del Sol, la estructura más importante del complejo. La ciudadela de Teotihuacán fue construida desde el 500 A.C, su construcción precede a los aztecas y se desconoce por quiénes fue construida. No obstante se conserva hasta nuestros días como una de las muestras más impresionantes de la arquitectura prehispánica.
Teotihuacán se encuentra dividida en dos por la Calzada de los Muertos (en dirección norte-sur), en el centro de la ciudadela se encuentran las pirámides del Sol y la Luna. Según la mitología teotihuacana, en este lugar se dio el nacimiento de los dos astros más importantes del firmamento celeste, en medio de un ritual donde un dios rico y un dios pobre debían inmolarse en el fuego. Cuenta la leyenda que a pesar de las suntuosas ofrendas que el dios rico ofrecía al fuego, su cobardía y la valentía del dios pobre a la hora de lanzarse al fuego, le confiere al ultimo transformarse en el sol, el astro más brillante del firmamento, mientras el dios rico sólo brillaría tenuemente durante las noches.
La Pirámide del Sol de Teotihuacán cuenta con 65 metros de altura y 350 escalones, a la hora de subirla se convierte en todo un reto, debido a la irregularidad de los escalones y al viento. Además, para mí acostumbrado a vivir al nivel del mar, la altura del Valle de México hacía más complicado aún la subida. Desde la cima se puede observar toda la ciudadela de Teotihuacán en su esplendor.
La Pirámide de la Luna es más modesta que la del Sol y su construcción es mucho más temprana. Desde la cima es posible observar como la Calzada de los Muertos divide el complejo en dos y ver la planificación que tuvieron los teotihuacanos para construir este importante centro ceremonial y residencial, se estima que en la ciudad alcanzaron a vivir más de 200.000 personas.